La II edición del Rivas Rock
estaba marcada sin duda por ser una de las últimas oportunidades para ver en
directo a Los Suaves, la mítica banda gallega que se retirará de los escenarios
a finales de este mismo año. La gran cantidad de gente con camisetas y banderas
del gato dejaba claro que ellos eran los grandes protagonistas del festival.
Pero no eran los únicos invitados
al festival. Antes de su actuación hubo mucho más rock. Desakato primero, y
Gritando al silencio después, fueron los encargados de inaugurar la cita, con
el sol aún pegando de lo lindo.
Tras ellos les tocó el turno a
Boikot, que desde su intro hicieron saltar a los cada vez más numerosos
asistentes con un sonido cercano al punk unas veces y próximo al ska punk otras.
Sus temas más reconocibles (“Skalashnikov”, “De espaldas al mundo” o “Cualquier
día”) fueron muy celebrados por los presentes. Los madrileños demostraron
también que sus letras tienen mucho detrás; no en vano las consignas de
compromiso social constituyen una de sus señas de identidad, y por ello
quisieron contar con Raquel de las "Yo no las conozco" para interpretar
"Bajo el suelo" y aprovechar así para condenar un tema tan serio como
es la violencia de género.
Boikot
Con el buen sabor de boca aún
latente, Siniestro Total hacía aparición para desplegar un buen set que no fue
correspondido por la acústica, mejorable durante todo el festival. Tal vez fue
este el único punto flaco de la organización, pues por lo demás todo funcionó correctamente:
apenas hubo retrasos en los bien detallados horarios, la ubicación (Auditorio
Miguel Ríos) era bastante adecuada y accesible, y los precios de las bebidas
asequibles.
Los gallegos se retiraban después
de algo más de una hora de música para dar paso a un pequeño descanso antes del
plato fuerte. Era el momento de coger fuerzas para lo que venía. A las 22: 20
horas, otra banda gallega, en este caso de Ourense, hacía acto de aparición sobre
el escenario para tocar todo su repertorio. Inmersos en su gira de despedida,
Los Suaves no quisieron dejar de incluir los clásicos que nos han ido regalando
a lo largo de su amplia trayectoria. “Cuando los sueños se van”, “Maldita sea
mi suerte”, “Si pudiera”, “Por una vez en la vida”, “No puedo dejar el rock”,
“El afilador” y por supuesto el mítico “Dolores se llamaba Lola”. La lista de
canciones para el recuerdo es casi inacabable.
Los Suaves
Por encima de un Yosi entregado
pero algo pasado de copas, sobresalieron Fernando Calvo y Alberto Cereijo que,
bien secundados por Charly y Tino, dieron un auténtico recital a la guitarra.
Despliegue tremendo el suyo, hasta el punto de abducir a todo el público en un
cara a cara celestial, en una conversación melódica sin límites. Merecía pagar
la entrada solo por ver ese derroche de solos. Los hubo para todos los gustos.
Y así fue como, entre acordes, y
también entre pancartas de agradecimiento, se despidió de Madrid una banda que
ya ocupa un lugar privilegiado en la historia del rock patrio.
Aún faltaba noche, a pesar de que
la última canción interpretada por la banda del gato -La noche se muere- se
empeñara en decir lo contrario. Tras un parón justificado por los fuegos
artificiales que iluminaron el cielo de Rivas en medio de un ambiente festivo,
el show se reanudaba ya con Reincidentes, y finalmente, con Saratoga para
cerrar un evento que será recordado, sin duda, por ser el último de Los Suaves
en suelo madrileño.
Daniel Rodríguez